La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) del último año nos ha desvelado que España lidera el consumo de ansiolíticos, hipnóticos y sedantes (tranquilizantes), que en 2020 subió un 4,5% y superó las 91 dosis diarias por cada 1.000 habitantes.
El informe, con datos de 2019, se ha hecho a través de las aportaciones de las cifras de consumo de 85 países. De acuerdo con esos datos, el mayor índice de consumo de benzodiacepinas, lo encabeza nuestro país, tras el cual nos siguen Serbia, Uruguay, Israel, Estados Unidos y Hungría. Y además nos revela como las más consumidas el Alprazolam, Lorazepam, Diazepam, Clonazepam, Bromazepam, Lormetazepam y Estazolam.
Se desvela así un progresivo crecimiento del consumo de estos fármacos con un 4,5% con respecto al año anterior y de casi un 10% con respecto a los últimos 10 años. La última Encuesta Nacional de Salud, realizada en el 2017, ya nos indicaba que el 12,48% de los mayores de 15 años consume tranquilizantes. Un porcentaje que aumenta hasta el 30% en el caso de los jubilados, al 42% en las personas incapacitadas para trabajar y al 24% en las que se dedican a tareas del hogar.
Las benzodiacepinas son fármacos seguros y eficaces para tratamientos de síntomas. El problema aparece cuando se abusa de ellas y se toman durante mucho más tiempo del indicado.
¿Pero por qué somos los líderes?
La mayoría de los expertos coinciden en que se debe al estrés que está sufriendo la atención primaria donde se dedica muy poco tiempo a cada paciente y a la medicina de familia que es donde se acaban prescribiendo tranquilizantes sin necesidad de derivarlos a un especialista en la mayoría de los casos.
Expertos apuntan a que el exceso de consumo de tranquilizantes se debe a la desatención de las evidencias de las guías de práctica clínica que aconsejan otra forma de enfocar los trastornos de ansiedad, sueño o emocionales. Desde su punto de vista, problemas como el de la ansiedad no pueden ser resueltos simplemente prescribiendo fármacos, sino educando al paciente en la mejor manera de manejar su problema. Y ahí es donde, según los expertos, deberían de intervenir los psicólogos, así como la ayuda proporcionada por el entorno social y familiar del paciente.
¿Hay alterntivas a los fármacos?
Los tranquilizantes de cualquier tipo crean una adicción, que es sobre todo psicológica. Crees que no tienes más remedio que tomar las pastillas para dormir, para no estar nervioso. Y si no las consumes, no duermes. Tienes un síndrome de abstinencia. Tu cuerpo se acaba acostumbrando, pero no acabas con los problemas y terminas durmiendo solo cuatro, cinco horas, cuando en un problema de insomnio lo primero que hay que hacer es retirar el hipnótico y aprender a dormir, a afrontar la causa del mismo». Existen en el mercado diferentes soluciones a trastornos provocados por situaciones como el estrés del trabajo, un divorcio, una muerte cercana, etc. y que están muy lejos del uso de fármacos. Empresas como Purrcushion ofrecen una ayuda a la conciliación del sueño y reducción del estrés con un sistema muy original basado en un cojín que ronronea como un gato y cuyos sonidos están codificados a la misma frecuencia a la que lo emiten los felinos. Dichos sonidos producen un efecto de relajación en los humanos tal como lo hacen en los propios gatos.